Basada en el artículo publicado por la periodista Daniela Mohor W. en la revista Ya N° 1231 de El mercurio de fecha 14 de abril de 2007 con el nombre de “Las tareas extinguen la curiosidad infantil”, quisiera comentar acerca de esta antigua discusión entre profesores o entre padres y profesores acerca de dar o no dar ‘tareas para la casa’.
Hablando a través de la experiencia que he tenido como profesora jefe, puedo comentar que el tema que tiene opiniones tan variadas y disímiles que podemos encontrar profesores cuestionados por asignar demasiadas tareas, como otros por no asignar tareas del todo. Aunque probablemente todos los padres adhieran a que los niños deben tener tiempo para desarrollar otras actividades en casa, les parece no menos que ‘sospechoso’ que el profesor no se tome tiempo de idear y asignar actividades académicas para desarrollar en casa.
El artículo al que hice referencia anteriormente está basado en la posición de Alfie Kohn, un profesor experto estadounidense que escribe y habla ampliamente acerca de la educación. Como autor de 11 libros y numerosos artículos, Kohn ha sido referido en la revista Time como “quizás el crítico más abierto de la fijación que tiene la educación actual (estadounidense) por las calificaciones y los puntajes en pruebas estandarizadas”. El año recién pasado, Kohn publicó “The Homework Myth: Why Our Kids Get Too Much of a Bad Thing” (“El Mito de las Tareas: Por qué nuestros niños reciben demasiado de algo malo”, Da Capo Press, 2006), que se basada en la premisa que las tareas producen más efectos negativos que positivos. En esa publicación Kohn pone en duda la utilidad de los deberes escolares y señala “hoy se habla más del desarrollo integral del niño, hay más discusiones sobre los efectos sicológicos negativos que tiene el presionarlos para que obtengan un alto rendimiento. Pero eso raramente se traduce en la práctica. Los colegios siguen dando una cantidad abrumadora de tareas que no sólo producen estrés, sino que además impiden que los niños se desarrollen en otras áreas. Por un lado tenemos gente hablando de la inteligencia emocional y la importancia de jugar, peor por otro lado nuestras practican contradicen estas preocupaciones” (Revista Ya, N° 1231, El Mercurio, Pág. 16)
Aunque esto puede sonar hablando de nuestro sistema educacional, cabe preguntarse si esta visión (de la educación estadounidense) puede aplicarse a nuestra realidad? ¿Las tareas escolares por si solas pueden no tener beneficios en ninguna parte?
Primero, cabe señalar que Kohn basa sus conclusiones en estudios acerca de los efectos de la tareas. Por supuesto Estados unidos ha desarrollado estudios para determinar cuánto ha aumentado la carga de tareas de los niños en los últimos años, por eso él habla de una cantidad abrumadora. Entonces, ¿será diferente si la cantidad no es abrumadora? ¿Cuáles son las razones por la que nosotros como profesores asignamos tareas?
Con respecto a esto Kohn señala que la asignación de tareas por parte de los profesores corresponde a una visión errada del aprendizaje, donde las tareas sólo se reducen a generar comportamientos automáticos ( por ejemplo, desarrollar ejercicios de matemática) y no a contribuir a aprendizajes significativos como organizar proyectos. Según Alfie Kohn, las tareas deben cumplir dos condiciones “tienen que ayudar a los niños a reflexionar con más profundidad sobre asuntos que importan y emocionar sobre algún tema específico o el aprendizaje en general”.
Que hacemos entonces con las guías de tareas de matemáticas, los ejercicios de vocabulario de inglés, o los de castellano? ¿Es necesario eliminarlas porque son desagradables y porque podrían conducir a crear una actitud negativa hacia el colegio y el aprendizaje? ¿Podrían acaso las tareas tener efectos positivos como crear hábitos de estudios y desarrollar habilidades de administración del tiempo en casa? ¿Deberíamos como profesores re-pensar en cómo asignar tareas más significativas? ¿Podríamos realmente convencernos que la ejercitación mecánica no sirve, si es que no sirve?
martes, 1 de mayo de 2007
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2 comentarios:
Me gustó bastante tu publicación, creo que las tareas escolares no deben desaparecer, pero deben ser asignadas criteriosamente para reforzar algunos contenidos, con un tiempo apropiado para realizarlas, que no implique que todas las asignaturas entreguen tareas y no logren descansar o desarrollar otras tareas o actividades.
Las tareas al hogar tambien tienen por objetivo la "autoinstrucción", algo inscrito en la nueva didáctica centrada en el alumno. Esto presupone si un grado de madurez del alumno, pero tambien implica que la tarea en si es un ejercicio de maduración.
Atte.
Celso.
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