jueves, 14 de junio de 2007

Lucro: ¿otro desacierto?

En una entrevista dada al diario La Segunda el 11 de mayo del presente año, el ex ministro e investigador educacional José Joaquín Brunner fue categórico al manifestar que el haber incluido el tema del lucro en la nueva Ley General de Educación fue un error. Al respecto señaló:
”Fue un planteamiento equivocado, porque lo que el gobierno ha dicho es que quiere buscar cómo regular mejor a los proveedores de educación, en cuanto a los requisitos para serlo, las cuentas que deben rendir y los compromisos pedagógicos que van a asumir. Si uno es consecuente con esas tres cosas, no necesita entrar en el terreno de cómo se constituyen jurídicamente en sostenedores. Si están bien establecidas las regulaciones, el tener o no fines de lucro no guarda relación con la calidad”. (La Segunda).

Según Brunner, bastaría haberse concentrado en las regulaciones principales y no optar por un camino que al final lo único que produjo fue una tormenta de discusiones.

En el libro que mencioné un mi publicación anterior (“La reforma del sistema escobar: un aporte para el debate”), Carlos Peña González (uno de los diez escritores, y a la vez coordinador junto con J.J. Brunner) también se muestra crítico de la prohibición de los centros educativos con fines de lucro.

Si bien hay países con prestigiosos sistemas escolares que la recogen, Peña señala que Chile debiese admitir el lucro en la provisión educativa, basados en el hecho que el no hacerlo de tal modo lesionaría seriamente la diversidad del sistema.

Peña señala que “ Restringir la provisión privada a centros sin fines de lucro presenta, en efecto, dos defectos en nuestro país:
i) la educación obligatoria subvencionada quedará restringida, en lo fundamental, a la oferta estatal o católica; en Chile –al revés de Holanda o Bélgica– no concurren los factores culturales que alientan la diversidad en la oferta privada;
ii) las organizaciones sin fines de lucro presentan, en nuestro sistema legal, menos mecanismos de control que las sociedades comerciales y por lo mismo la prohibición se eludirá fácilmente”.

Si consideramos que los principales problemas de la educación chilena tienen mucho más que ver con las dificultades de financiamiento y de gestión de los establecimientos educacionales, especialmente en el ámbito municipal, que con la regulación de su sistema, el eliminar el lucro es una regulación que definitivamente no guarda relación con el objetivo principal: mejorar la calidad. Además, el análisis de los resultados obtenidos en pruebas Simce no muestran que exista relación alguna entre el rendimiento y el tipo de centro educativo (con o sin fin de lucro).

En mi publicación anterior mencioné países como Finlandia y Suecia, como ejemplos de países que abordaron eficientemente el tema de mejoramiento de la calidad de la educación, considerando estos casos como un testimonio probado y una esperanza concreta de que Chile también lo podría lograr, a pesar de todas las debilidades que presenta nuestro sistema de educación.

Luego de revisar este tema, me resulta difícil tener una mirada tan esperanzadora. Me pregunto: ¿será posible que alguna vez rompamos la cadena de desaciertos?

1 comentario:

Marlene Muñoz Sepúlveda dijo...

Pamela:
Estoy de acuerdo con lo que planteas pero, el fin de lucro es necesario y real. Me explico, la Teletón se lucra, "El hogar de Cristo" se lucra tambièn, por eso te digo, es necesario financiar este tipo de empresas. Lo malo está en que las personas que llevan estas empresas no tan solo reciban sueldo por su trabajo sino "LLENARSE" los bolsillos de dinero. Considero que este tipo de lucro es el malo. Ganar más de lo necesario a costa de los demás.